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El jabón puede ser un gran aliado de la limpieza y aseo personal cuando nos bañamos ya sea en la bañera o la ducha, pero su excesivo uso así como su falta de aplicación pueden no sólo generar malos olores, sino que afectan negativamente la constitución de la epidermis por cuanto nuestro manto cutáneo es claro que segrega aceites naturales que contribuyen efectivamente a la tersura y lozanía de la piel. Saber cuándo y cómo enjabonarse es algo que no todas las personas sabemos hacer, pero con estas recomendaciones es posible reactivar una actividad sana que hará que nuestra piel nos lo agradezca y, así mismo, nos sintamos más frescos(as) y limpios(as).

Aplíquese mucho jabón sólo cuando haya sudado demasiado, porque es claro que el mal olor se produce por la bacterias que se alimentan de los residuos del exceso de agua que manan de los poros de las manos, las axilas, detrás de la orejas y por la zona del cuello, las cuales son las zonas en donde se genera más calor concentrado; de resto, si no tiene que salir a hacer alguna actividad importante para usted o piensa quedase en la casa, puede solamente aplicarse mucha agua sobre el cuerpo sin que tenga que esparcirse jabón, pero eso sí, moviendo las manos alrededor de la piel con vigor para que la epidermis se reactive.

La manera en la que se recomienda una determinada aplicación del jabón es: primero el pecho, luego debajo de las axilas, detrás de la orejas, la espalda, el estómago, las piernas y finalmente por las partes nobles. No tiene necesidad de pasar varias veces el jabón sobre la misma zona una y otra vez, sino que un par de movimientos bastará en cada parte a menos que esté su piel demasiado sucia como para necesitar más aplicación. Si tiene un estropajo, úselo aplicando movimientos circulares suaves por la espalda y luego por el resto de las partes que usted considere se pueden asear con este utensilio. No restriegue nunca duramente este estropajo sobre la piel sino que hágalo de manera acompasada.

Para su aseo personal, utilice un jabón orgánico si es posible o de tratamiento natural, puesto que estos no tienen componentes químicos que puedan alterar su piel de manera que esta se resquebraje en su interior y pierda la lozanía y la tersura característica de su apariencia; el perfume de los jabones industriales es solamente, así, una constante de marca.



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