Al igual que sucede, tristemente en general, con la cebolla, el ajo no es bien visto por una parte de la población que lo ha tildado, entre otras muchas cosas, de no tener un buen sabor. Que irrita. Que porqué hay que consumirlo. Que qué es lo que tiene esta planta que dicen que es tan buena pero yo simplemente no me la aguanto… Son prejuicios sin fundamento alguno, sobre todo porque no entra en la categoría precisamente de los alimentos gustosos al paladar, supuestamente. Las propiedades medicinales del ajo son muy interesantes, y bien vale la pena dedicar un momento a comprender porqué de vez en cuando su consumo puede resultar harto provechoso.
El ajo tiene un efecto interesante sobre la piel. Se ha comprobado que su ingesta ocasional o constante permite que las células epiteliales se vean fortalecidas. Al suceder esto, la piel de la persona consumidora de ajo desarrolla más defensas contra las bacterias, y por lo tanto puede verse bonita y tersa durante mucho más tiempo. Al contener una proporción interesante de agua, el ajo es un excelente hidratante del manto cutáneo, contribuyendo de esta manera a la aparición tardía de arrugas y de la pérdida de colágeno. Esta situación simplemente perturba sobre manera a muchas personas. Además, como el ajo tiene propiedades repelentes de beneficio gracias a sus moléculas que le confieren su olor y sabor característicos, se crea una barrera protectora en nuestra capa externa que impide que los insectos chupadores de sangre se acerquen a nosotros(as).
Aunque pueda parecer inverosímil, el ajo contribuye a combatir la halitosis o mal aliento. Muchas veces este problema se presenta por una sobrecarga del hígado. Con un tratamiento acompañado de jugo de limón, el ajo puede regular la acción principal de este órgano. Así mismo, influye directamente en él causando otro gran beneficio: permite que éste pueda ejercer una acción desintoxicante mucho más efectiva, a la vez que ayuda a que su trabajo como asimilador de proteínas y de nutrientes se vea mucho más beneficiado.
El ajo es una excelente ayuda en casos de fatiga crónica o cansancio extremo. Consumir unos cuantos dientes de ajo, en ayunas por la mañana, puede ser un gran revitalizante para muchas personas que se quejan de sentirse sin energías o constantemente flemáticas. Este fruto también puede contribuir a la belleza; aplicando de vez en cuando ajo sobre los ojos o bien pasando un diente con cuidado sobre la dentadura, ejerce una acción positiva sobre estas partes del organismo que se verán más lozanas.
Si todavía lo está pensando para beneficiarse del ajo, claro que es su decisión. Sólo tenga en cuenta que este tiene otras muchas propiedades benéficas como no se las imagina.
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