Un grupo de hombres de ciencia considera la posibilidad de que alimentos grasos que se usan como pasabocas o no son recomendables dentro de un plan de alimentación sana y otros compuestos sean grabados con precios excesivos. A esta propuesta llegaron hombres eminentes de las Universidades de Oxford y la City University de Londres. Después de estudiar varios análisis en los que se notaba la acción por parte de muchos gobiernos que han tomado la decisión de imponer impuestos altos a la comida chatarra, estos hombres dicen que será una buena acción para reducir la obesidad, por ejemplo.
La propuesta de estos profesionales es muy sencilla y directa: gravar con alrededor de 20% a los alimentos con alto contenido de grasas y a las bebidas muy azucaradas (colas, juegos artificiales, etc.), con el objetivo de que enfermedades cerebrovasculares y enfermedades cardiovasculares se reduzcan de forma dramática. Al volverse estos alimentos mucho más caros de lo normal, será posible contar con un control más efectivo hacia ellos.
Pero la propuesta no sólo debe ir por un lado. Esta propuesta publicada en la BMJ (Revista Médica Británica) también acota que los subsidios a los alimentos sanos y recomendables para la salud deben ser promovidos por el Estado. De este modo, se podrá nivelar de una manera objetiva los índices de salud de la población en general. Pero esta buena intención tiene que recibir el visto bueno de las compañías quienes producen la comida rápida o fast food, como también se le conoce generalmente.
La próxima semana se celebrará en Ginebra (Suiza), la 65a Asamblea Mundial de la Salud. Esta investigación será planteada dentro de los marcos de esta convención por los doctores Oliver Mytton y Mike Rayner, quienes hacen parte del Departamento de Salud Pública de la Oxford University y Corinna Hawkes, representante del Centro Alimenticio de la City University, quienes fueron los encargados de realizarlo. El doctor Mytton ha dicho que experimentos que se llevan a cabo dentro de la cotidianidad de los lugares de consumo, más procedimientos científicos y el análisis de los precios de productos, son importantes para establecer altas tarifas de impuesto a las comidas que no son sanas.
Para citar algunos ejemplos de países que ya tienen esta política en su haber, se puede nombrar el caso de Francia que ya ha gravado las bebidas azucaradas, Perú está a punto de hacer lo mismo con la comida chatarra, igual que Irlanda y Estados Unidos.
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